sábado, 2 de febrero de 2013

Luna, Agua y Silencio.


La luna estaba puesta en el firmamento, cautivadora, poderosa, sublime. Brillando con luz ajena y tomándose todo el protagonismo de la noche estrellada.

Caían pequeñas gotas de agua de una o dos precipitadas nubes, olor a tierra húmeda y silencio absoluto. Poca era la Luz y grade era el frio de la noche que me arropaba.

El aire frio azotaba mi cabello contra la cara. Me encontraba fascinada ante la combinación de luna, agua y silencio. Las personas se alejaban a prisa mientras las nubes crecían, y poco a poco la luna se fue perdiendo en aquel nublado cielo… La lluvia incrementaba y ahora solo se escucha el sonido de las gotas chocar contra  los cristales de los autos y salpicar intermitentemente en los charcos de agua helada.

Y aún estaba ahí parada mirando al cielo sin poder abrir bien los ojos, temblando de frio, mojada desde los pies a la cabeza. Entonces fue cuando te escuche pisar fuertemente los charcos de agua que se habían creado cerca de mí. Ahí estabas, tan perfecto como siempre, tu singular sonrisa, tus ojos café brillante, tus manos frías y tu piel suave como el terciopelo.

Un Abrazo cálido erizo mi cuerpo, la lluvia comenzaba a menguar y sentía como palpitaba tu corazón.  Susurrabas en mis oídos mientras tu dulce voz me hacía sonrojar.

Tus labios dulces como la miel, tus manos en mi rostro, y esa sonrisa perpetua inevitable. El Agua se precipito de nuevo sobre nosotros como bendición proveniente del mismo Dios. Todo era tan real, quería detener el tiempo y que jamás pasáramos de ese beso tierno,  jamás libéranos de ese abrazo suave, confortable, de esas carisias únicas, y de las palabras que repetías en mi oído, jamás dejar de sentir tu corazón palpitar…

Fue cuando los latidos se convirtieron en manecillas de reloj que retumban acusatoriamente con presión, la lluvia seso de repente,  ya la briza no se sentía y tus palabras se escuchaban cada vez más lejos.  Me Miraste, sonreíste y te alejaste suavemente perdiéndote en la oscuridad mientras el silencio que nos arropaba se perdía y empezaban a escucharse voces otra vez.

Entonces desperté con una loca e inapropiada alarma a las 6:15AM, mientras la luz del sol entraba  abrumadora por mi ventana, mientras alguien gritaba fuertemente ¡Despierten! Me di cuenta que existías en un sueño de posibles realidades que nunca serán.

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